“El que no ha sufrido, no sabe nada”

Argentina debió esforzarse demasiado, fuera de todo cálculo, para avanzar a  semifinal del campeonato mundial de hockey. Logró vencer por la mínima a Angola, tras un segundo tiempo demasiado complicado.

Fue de esos partidos que siempre aparecen en los mundiales. Al candidato más pintado, se le complican las cosas, por la obvia razón que todos quieren ganarle.

Argentina no mostró el rendimiento de los primeros tres partidos y se lo vio sufrir demasiado para hacerse de un resultado que lo depositara en las semis del campeonato. Le costó mucho entrarle a Angola, no tuvo nunca profundidad de juego y debió rotar por afuera para llegar con peligro. La cerrada defensa africana lo obligaba a rematar de larga distancia. Pese a este detalle, la nacional logró sacar ventaja de tres goles, Carlos Nicolía (2) y Lucas Ordoñes, en el primer tiempo y terminar el periodo imponiéndose, no con claridad de juego, pero si con diferencia en el marcador.

En el complemento fue donde aparecieron los problemas, con notable falta de definición y con un juego ofensivo que la defensa de los Rojos logró desbaratar siempre. Todas jugadas individuales, Matias Pascual, Nicolía, Pablo Alvarez, intentando entrarle con algún remate pero no era posible. La figura del arquero Francisco Veludo era cada vez más gigante. Y para completar el panorama, Martín Payero ingresó concentrado, muy inteligente para no desaprovechar jugadas y ceder a su compañero libre, antes que el remate de lejos. El segundo y el tercer gol fueron de su “ingenio”. En el segundo, el Negro apareció por derecha, y en lugar de rematar para fusilar a Grimal, tenia espacio y tiempo, buscó a Joao Vieira, por izquierda, libre, que tiró y convirtió. Y el tercero, de su autoría, sorprendió con un disparo, certero al ángulo superior derecho del arquero argentino.

El final del juego, fue un 3-3 que, a simple vista fue un duro golpe para la selección nacional, y demasiado premio para un equipo angoleño ordenado, muy prolijo pero sin muchos argumentos tácticos.

La única vez que un argentino pudo meterse al área, sin marca, fue gol de Matias Platero y victoria asegurada. El cuarto tanto, a pocos minutos del final y victoria sufrida.

 

La semifinal será otra historia. Por ahora ya tenemos demasiado, como dice el tango, “primero hay que saber sufrir, después amar, después “ganar”. Que importa el después….

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